El cardiólogo Horacio Lagioia, vecino de Quilmes, visitó las Islas Malvinas junto a su hijo de 10 años y su sobrino de 18. En un viaje cargado de simbolismo y memoria, llevó consigo una bandera y una camiseta de Argentino de Quilmes, en homenaje a los héroes de la guerra y a sus raíces familiares.
El doctor Horacio Lagioia, reconocido cardiólogo quilmeño, emprendió recientemente un viaje significativo a las Islas Malvinas. Acompañado por su hijo de 10 años y su sobrino de 18, recorrió lugares emblemáticos como el Cementerio de Darwin, Monte Longdon y Goose Green, cargando consigo una bandera de Argentino de Quilmes, el club que representa una parte esencial de su historia familiar.
“Mi abuelo Cayetano Lagioia fue el socio N° 1 de Argentino de Quilmes, y de ninguna manera podía faltar la primera bandera celeste y blanca en nuestras islas, especialmente en el sitio más argentino del mundo: el Cementerio de Darwin”, relató Lagioia.
Lagioia explicó que su interés por visitar las islas se remonta desde hace muchos años y en el 2019 tuvo la oportunidad cuando embarcó en un crucero que navegaba por los fiordos chilenos, pero lamentablemente no pudo detenerse en las Malvinas debido al clima. Esta vez, decidió concretar ese anhelo con un propósito más profundo: ampliar su investigación para un libro que escribe sobre la sanidad militar argentina durante el conflicto bélico.
“Compré muchos libros en el Dockyard Museum y me sorprendió gratamente la cantidad de material relacionado con la sanidad que había. Este viaje también fue una oportunidad para homenajear a nuestros héroes y recoger experiencias movilizadoras”, destacó.
El recorrido incluyó visitas a Monte Longdon, donde perdió la vida Enrique Ronconi, un soldado oriundo de Quilmes, y al Cementerio de Darwin, donde Lagioia dejó cuatro rosarios encargados por un paciente excombatiente. “Apenas llegamos, sentimos un calor especial, como una señal. Todo en este lugar te toca profundamente”, confesó emocionado.
También mencionó el impacto de encontrar elementos de las tropas argentinas en los campos de batalla, como zapatillas “flecha”, y reflexionó sobre las adversas condiciones en las que lucharon los soldados argentinos.
Lagioia describió las Malvinas como “extremadamente extrañas” y explicó detalles curiosos de su sistema educativo, economía basada en el turismo, la pesca y la cría de ovejas, y el trato cordial que recibió como argentino. “Nos han tratado de maravilla. El recuerdo de la guerra está presente como un hecho histórico, pero no hay resentimientos en la gente joven”, señaló.
Durante su estadía, fue testigo de cómo dos cruceros con 5.000 turistas llegó al puerto, transformando momentáneamente la calma habitual de las islas en un bullicio propio de una ciudad. Además, mencionó la importancia de los barcos de abastecimiento que llegan mensualmente para garantizar el suministro de alimentos y productos básicos.
Cerca de Puerto Argentino, observó los icónicos carteles que indican la distancia a diferentes ciudades del mundo. Entre ellos, destacó con orgullo la inclusión de Ezpeleta, colocada por Veteranos de Guerra de Quilmes como un recordatorio de sus raíces y de la conexión especial con la ciudad
El viaje tuvo también momentos de tensión cultural. “En el vuelo, mi hijo dijo ‘Malvinas’” y un británico le corrigió: “No digas así porque es políticamente incorrecto’ . Fue un freno, pero seguimos hablando y aprendiendo de sus experiencias”, contó.
Para el médico el viaje fue una experiencia transformadora, no solo por lo vivido, sino también por lo transmitido a su hijo y su sobrino. “Es un viaje que nunca van a olvidar. Es importante mantener viva la memoria y valorar el sacrificio de quienes lucharon por nuestra patria”, concluyó.